Este martes quedó más que evidente que al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, si le interesa Puebla en materia política, y una señal clara es que por fin desterró de las directrices de Morena a la delincuencia, la venta de candidaturas, la misoginia y los maltratos laborales; solo por mencionar alguna de las lindezas que han destacado del personaje que, a la mala, es actual diputado plurinominal Carlos Evangelista Aniceto.


Cuando se anunció la llegada de Marcos Rosendo Medina Filigrana, como enlace nacional con funciones de presidente del CEE Puebla, muchos comenzaron a cuestionarse ¿porque él?, ¿porqué un diputado federal tabasqueño, que nada tenía que hacer en Puebla, llegaba a tierras angelopolitanas para poner orden?


La clave esta en su origen como ex funcionario público en el Gobierno del Estado de Tabasco y es que cuando el actual secretario de Gobernación federal, Adán Augusto López Hernández, fue gobernador de aquella entidad, su secretario de gobernación, (es decir, el cargo de todas las confianzas de una autoridad estatal por ser el segundo a bordo), era el mismísimo Rosendo Medina Filigrana.
Lo cierto es que comentan los que saben (y los que oyeron), que desde palacio nacional se escuchó un fuerte manotazo en la mesa, venidero del creador de la frase “abrazos no balazos”.


Al presidente Andrés Manuel López Obrador, que es muy bien intencionado pero que desafortunadamente se deja rodear de puro delincuente; se cansó de que su partido fuera utilizado por políticos improvisados para construir su banco personal.


Con la llegada de Medina Filigrana, se prevé que tanto Carlos Evangelista, como Edgar Garmendia y Daniela Mier, comiencen a rascarse con sus propias uñas en el Congreso del Estado, del cual forman parte como diputados impuestos (porque jamás hicieron campaña y lograron la curul por las imposiciones del delincuente Evangelista).


Se rascarán con sus propias uñas porque ya no podrán utilizar el recurso del partido para pagar a su personal, y tendrán que esperar, como todos los diputados, a que se liberen las plazas que dejo enquistadas Gabriel Biestro en el poder legislativo.


Veremos cuánto le dura su equipo a estos todo poderosos de la política, a quienes solo los aguantan sus empleados por los buenos salarios o las camionetas que les dan (léase Patricia Cruz Medel).


Finalmente, un pequeño consejo, si realmente se quiere sanear las filas de Morena, también se debe desterrar a Aristóteles Belmont Cortés, secretario de organización del instituto político, que desde su llegada a Puebla demostró ser un títere más del mal encarado esposo de la diputada federal Julieta Vences.