• La gran mayoría de población en rezago no sabe ni leer ni escribir

La presidenta de la Federación Nacional de Asociaciones de Padres de Familia (FENAPAF), Aurora González Tejeda, urgió a las autoridades de los tres niveles de gobierno, asumir políticas públicas encaminadas a atacar el rezago educativo que prevalece a nivel nacional.

Esto a consecuencia de los datos dados a conocer por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que destaca que antes de la emergencia sanitaria del covid-19, el rezago educativo ascendía a 25 años, y posterior a la pandemia esta problemática aumento a 30 años.

De acuerdo con el INEGI, 33.6 millones de personas entre los 3 y 29 años estuvieron inscritas en el ciclo escolar 2019-2020; de ellas, 740 mil, es decir el 2.2%, no concluyeron el periodo académico, mientras que el 58.9% por alguna razón asociada a la COVID-19 y 8.9% por falta de dinero o recursos no pudieron continuar con su instrucción.

En contra parte, para el ciclo escolar 2020-2021 se inscribieron 32.9 millones de personas, 60.6% de la población de 3 a 29 años. Por motivos asociados a la COVID-19 o por falta de dinero o recursos no se inscribieron 5.2 millones de personas, lo que representa el 9.6% de la población.

“Sabemos que la educación básica es obligatoria y se cuenta con los espacios necesarios para impartir esta instrucción, por lo que es necesario que a través de las instituciones y de las propias comunidades estudiantiles, se contemple la atracción de alumnos a las aulas, sobre todo aquellos que después de la pandemia decidieron ya no regresar a clases”, destacó.

De la mano con ello González Tejeda confío que el gobierno federal, tomará cartas en el asunto, a fin de lograr que se aplique un proyecto en todos los estados de la república, en el sentido de concientizar a padres de familia para que permitan que sus hijos regresen a las escuelas.

Esto porque, según referencias nacionales y reportes de los propios integrantes de la federación, muchos alumnos siguen sin regresar a clases porque están apoyando económicamente a sus familias al trabajar de forma clandestina en diferentes espacios.