La situación presenta desafíos, como la formación de microclimas en la zona metropolitana de la ciudad. Las variaciones de temperatura a lo largo del día, desde la mañana con temperaturas bajas hasta la tarde con valores más elevados, son indicativas de estos cambios climáticos locales.
Según las mediciones de las últimas 24 horas, la calidad del aire en Puebla muestra una buena condición para contaminantes de bajo peso molecular, como óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre y óxidos de carbono. Sin embargo, la ciudad se encuentra en semáforo naranja, lo que indica una calidad del aire regular o riesgosa, especialmente en relación con el material particulado PM2.5 y PM10, señaló Francisco Javier Sánchez Ruiz, profesor de la Facultad de Ingeniería Ambiental y Desarrollo Sustentable de la UPAEP.
Estas partículas están relacionadas directamente con las emisiones del volcán, que ha experimentado exhalaciones constantes en los últimos días. Aunque gran parte del material particulado se dispersa hacia el norte del estado e incluso llega a Morelos, y se observa una correlación interesante en la química atmosférica, comentó.
También el académico destacó la importancia de ser conscientes de las tradiciones y festividades que marcan el último mes del año, pero también subrayó las consecuencias ambientales de ciertas prácticas. Específicamente, hizo hincapié en los juegos pirotécnicos y las fogatas relacionadas con celebraciones alusivas al fin de año, señalando que estas actividades afectan de manera sustancial las concentraciones de contaminantes en la atmósfera.
«Las fogatas y los juegos pirotécnicos no solo generan emisiones inmediatas, sino que alteran la química de la atmósfera, volviéndola más reactiva», explicó Sánchez Ruiz. «Esto se manifiesta en cambios visibles, como el color rojizo del cielo en algunas temporadas, que no está relacionado con el clima, sino con las reacciones químicas en la atmósfera».